Cuando llega el momento de elegir entre entierro o incineración, obviamente, hay que valorar el trasfondo sentimental, ético o simplemente la elección del finado. Igualmente, conviene tener claro cuál de los dos es el más económico o eficaz para lo que buscamos. En este sentido, optar por uno u otro servicio funerario dependerá de varias claves. En la actualidad, uno de ellos es el más elegido en España. ¿Sabes cuál es?
El entierro o inhumación
Se trata de la opción clásica en la cultura hispano-cristiana. Cuando una persona fallece, se depositan sus restos en un lugar determinado, por lo general, un cementerio. Dependiendo del tipo de familia o de su vinculación con alguna hermandad o grupo determinado, la inhumación se puede celebrar en una determinada iglesia, capilla o lugar religioso.
Pero, lo más habitual cuando hablamos de entierros, es hacerlo en el cementerio. En este caso, también se abre un abanico con otras dos alternativas. Podemos decantarnos por el servicio más económico, un nicho. Se trata de un espacio de mármol ubicado en una pared, en el que se incrusta el ataúd con el cuerpo del finado. Los cementerios disponen en hileras o calles con cientos, miles de nichos, y, cuando una persona quiere visitar la tumba de un familiar fallecido, busca la calle en concreto en la que se encuentre.
Una alternativa que requiere más inversión es el entierro en la tierra, en un hueco determinado que, por regla general, se va pagando cada mes a través de un seguro de decesos. Sin embargo, también es posible escoger el entierro en la tierra en caso de que así lo deseen los familiares. El cuerpo del fallecido se introduce en la tierra y después se sepulta antes de colocar una losa, generalmente de mármol, en la que se escribe el epitafio. Esto es, una frase que define a la persona que se fue. Además, se suele colocar la fecha de nacimiento y de fallecimiento. En los últimos años, se ha puesto de moda acompañarlo de una fotografía de la persona, encima de la lápida.
La incineración
Es la operación más rápida a la hora de darle un lugar definitivo a los restos de una persona fallecida. Se trata de la cremación, es decir, de la quema de su cuerpo en un horno especializado. Por lo general, la incineración se produce en el mismo tanatorio en el que el cuerpo ha sido velado por los familiares y amigos.
Aunque no existen grandes vestigios culturales de incineraciones en la historia de España, se trata de una alternativa muy demandada en la actualidad y que lleva décadas en claro auge. De hecho, atendiendo a datos recientes en 2021, el 44,93 % de los españoles se decantó por la incineración como destino final del cuerpo de sus familiares., mientras que el 55,07 % eligió el entierro.
En muchos casos, este servicio funerario se contrata con anterioridad con la compañía que acometerá la incineración. Las ventajas son varias. Entre ellas, que no es preciso buscar un lugar para depositar los restos. Estos se introducen en una urna que se depositará en un domicilio familiar o en la naturaleza.